Acecho



 

Una explicación superficial recibida por Castaneda era definir el acecho como conjunto de procedimientos y actitudes que le permiten a uno extraer lo mejor de cualquier situación concebible. 

 

Podríamos decir que el acecho son una serie de técnicas para conseguir ahorrar el máximo de energía y llegar a ser impecables.

 

La energía

 

El control de la energía es uno de los temas clave en el mundo tolteca. Sin la energía necesaria es imposible poder percibir el mundo de otra manera que no sea la convencional.

 

Lo primero que debemos tener claro es la definición de energía: 

 

La energía se podría definir cómo la atención disponible que tiene la persona para enfocarla o dirigirla hacia donde quiera. Es la atención que nos mantiene presentes, lo que nos hace  conscientes del momento. 

Sin esa energía nos convertimos en robots que se mueven por inercia y que siguen las rutinas de la vida sin poder estar presentes. Si no tenemos esa energía, nos es muy difícil conseguir el silencio, la meditación y el ensueño.

 

Según los toltecas, los seres vivientes nacemos con una cantidad determinada de energía disponible, que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. No hay manera de tener más energía que esa. Y nuestra energía inicial depende de nuestros padres y básicamente de qué intensidad amorosa tubo nuestra concepción.

 

Para poder entender bien el término pondré algunos ejemplos que pueden aclarar de que manera podemos perder nuestra energía o mantenerla en nuestro interior:

Imaginemos una persona que acostumbra a comer siempre a unas horas determinadas y disfruta mucho haciéndolo. Para esa persona, la hora de comer es de las cosas más importantes de su vida. En cuanto las circunstancias particulares no le permiten comer a su hora, y el tiempo se alarga, la persona comienza a ponerse nerviosa y pierde mucha de su energía. Su atención se va gastando en sus pensamientos y emociones que responden a esta falta de sustento.

Puede haber muchos ejemplos, todos tenemos rutinas y cosas importantes para nosotros que cuando no suceden a nuestra conveniencia nos hacen perder grandes cantidades de energía.

Otras cosas que nos hacen perder grandes cantidades de energía es la importancia personal y la historia personal. El defender nuestra importancia nos desgasta, y el vivir en el pasado mantiene un flujo constante de atención enganchado a las personas y situaciones pasadas que vacían nuestra energía o atención.

 

Si nos fijamos, el camino del guerrero visto en el capítulo anterior, es un mapa para ahorrar nuestra energía y llegar a ser impecables.

 

La impecabilidad

 

Don Juan decía que la impecabilidad es hacer lo mejor que puedas en lo que fuese. 

La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Los guerreros hacen inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía. El inventario estratégico sólo abarca patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y bienestar. En los inventarios estratégicos de los guerreros, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y por eso se esfuerzan por erradicarla. Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.

 

Hay que dedicar todo el tiempo y toda la energía para poder superar la propia estupidez. Eso es lo importante. El resto no vale la pena. Nada de lo que la gente habla y pelea por defender les proporciona bienestar. En cambio, el ser un guerrero impecable nos dará vigor y juventud y poder. De modo que lo que debemos hacer es escoger sabiamente.

 

Estamos hablando de un tema de tal importancia qué, tal como decía don Juan, si no tenemos energía disponible es imposible que entendamos o comprendamos quienes somos y nuestras posibilidades como seres perceptores. Sólo teniendo suficiente energía podemos llegar a la totalidad de nosotros mismos. Es una concepción muy distinta a la que tiene el ser humano común, la comprensión no es mental, sino corporal, de nuestro cuerpo energético, sólo mediante la energía es posible comprender y saber.

 

Un cazador se limita a cazar. Un acechador lo acecha todo, inclusive a sí mismo. Un acechador impecable lo convierte todo en presa. El Nagual decía que es posible llegar a acechar nuestras propias debilidades como si fuéramos una presa. Descifras tus costumbres hasta conocer todas las consecuencias de tu debilidad y te abalanzas sobre ellas y las coges como a conejos en una jaula. Pero acechar las propias debilidades no implica estrictamente el deshacerse de ellas. Podemos estar acechándolas desde ahora hasta el día del juicio final sin que nada varíe un ápice.

Por eso don Juan se negaba a precisar lo que se debía hacer. En realidad, lo que un guerrero necesita para ser un acechador impecable es tener un propósito. El propósito de un Guerrero es entrar en el otro mundo, y sólo con el máximo de su energía disponible tiene posibilidades de lograrlo.

 

Todos los guerreros hacen ensoñar y acechar como parte de sus vidas diarias, pero los guerreros que componen el planeta de los ensoñadores  y el planeta de los acechadores, son las máximas autoridades en sus actividades respectivas. Los acechadores son las que enfrentan los embates del mundo cotidiano. Son las administradores de negocios, los que tratan con la gente. Todo lo que tiene que ver con el mundo de los asuntos ordinarios pasa por sus manos.

 

 

 

Libro de apuntes que estructura todo el conocimiento Tolteca. En él encontraremos condensada toda la información que aparece en la saga de libros del autor Carlos Castaneda:

 

 

- Breve explicación de todos los libros que aparecen en la obra de Castaneda.

- Estructura de las enseñanzas de don Juan.

- El camino del guerrero.

- Acecho.

- Ensueño.

- Tonal y Nagual.

- Aliados o seres inorgánicos.

- La totalidad de uno mismo.

- Ejercicios prácticos de acecho y ensueño.

 

 

Descargar el libro de apuntes   Aquí

Ilustraciones: Jesús Carrera Díaz